Todo había terminado. La
lluvia caía pesada sobre los hombros de Adam, que aún mantenía el brazo derecho
extendido, sujetando firmemente la pistola, con el cañón todavía humeante.
Había disparado tres veces. Los dos primeros disparos, casi seguidos,
impactaron en el pecho del asesino. La tercera bala, que salió de la pistola un
par de segundos después, avanzó cortando el aire como una punta de lanza, hasta
que se detuvo al chocar contra el cráneo de aquel desgraciado, resquebrajándolo
y penetrando en su interior, quitándole la vida. Entonces, el tiempo pareció
detenerse. Las gotas de lluvia se congelaron en el aire y el fuerte viento dejó
de soplar. Adam observaba el cuerpo inerte de su víctima que, contra toda
lógica, permanecía en pie, desafiando las leyes de la gravedad. Mientras la
sangre descendía por su rostro, sus ojos se clavaban en los de Adam, como si
estuviera tratando de decirle algo. Tratando de aceptar la derrota. Has ganado. Un instante después la
lluvia volvió a fluir, el viento volvió a soplar. El cuerpo cayó hacia atrás,
siendo absorbido por el abismo que tenía a su espalda, desapareciendo de la
vista de Adam.
Todo había terminado.
pues empezamos bien, mejor dicho pues terminamos bien.
ResponderEliminarMe encanta tu forma de escribir. Espero nuevos capítulos.
ResponderEliminarSaludos